Según la Organización Internacional del Trabajo, el desarrollo económico local se define como un proceso de desarrollo que promueve los acuerdos de asociación entre actores privados y públicos en un territorio determinado, permitiendo el diseño y la implementación conjunta de una estrategia de desarrollo común y el uso de recursos locales y ventajas comparativas.
El desarrollo económico local se ha convertido en un eje fundamental en la agenda de las políticas sociales y urbanas, distanciándose de su posición anterior como una política secundaria. En la actualidad, se reconoce como una estrategia clave para promover un crecimiento sostenible en ciudades y territorios.
Este cambio de enfoque ha surgido como respuesta a una serie de desafíos y transformaciones, tanto a nivel global como local. La aparición de crisis económicas, políticas nacionales no adaptas a las necesidades reales de la sociedad, y los procesos de descentralización institucional han desencadenado una serie de demandas por parte de las comunidades locales, mientras que han aumentado la responsabilidad de los gobiernos locales y regionales en términos de atracción de inversiones, generación de empleo y mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
Como resultado de una serie de factores que han incrementado la disparidad territorial en varios países -como cambios en el mercado laboral, la economía informal y la erosión de las fuentes tradicionales de empleo-, se ha hecho evidente la importancia de adoptar políticas participativas que respondan a las necesidades específicas de las comunidades locales.
Y un contexto actual de policrisis marca un momento de reflexión en torno al paradigma del desarrollo y a prioridades como el empleo y, de forma más general, en la búsqueda de instrumentos que permitan generar y gestionar políticas de desarrollo económico local.
Así pues, el desarrollo económico local emerge como una estrategia fundamental para aprovechar las ventajas únicas y las características distintivas de cada territorio, con el propósito de fortalecer su economía y generar empleo de manera más efectiva. Al enfocarse en el desarrollo a nivel local, estas políticas pueden adaptarse mejor a las necesidades y potencialidades de cada comunidad, lo que contrasta con las medidas de alcance nacional que a menudo no consideran las particularidades regionales.
La implementación de políticas de descentralización brinda una oportunidad única para impulsar el crecimiento de las economías locales y conectarlas con cadenas de valor y mercados tanto a nivel nacional como internacional. Esta descentralización no solo fomenta una mayor coherencia entre las políticas a nivel nacional y local, sino que también otorga mayor autonomía a las autoridades locales para tomar decisiones que se ajusten mejor a las necesidades y realidades de sus comunidades.
Un enfoque efectivo en este sentido puede impulsar la creación de empleo, reducir la desigualdad social y facilitar el acceso a información para los inversores, promoviendo así una mayor inversión privada, productividad y competitividad para ciudades y territorios.
No es posible impulsar un desarrollo local sin abordarlo de manera integral, sin tener en cuenta la dimensión económica, de aquí que el desarrollo económico local juegue un papel determinante en la generación de un mejor bienestar de la ciudadanía dinamizando la economía local.